
«Soy Augusto Boegel, el apoderado de la Sra. Ligia, les escribo para dar mi testimonio acerca de Apogen.
Cuando una llega por primera vez y deja en manos desconocidas a un ser tan querido como tu madre, tienes muchos sentimientos encontrados, te cuestionas todo, ¿Cómo será?, ¿Estará bien cuidada?, ¿Se adaptará a esta nueva vida?, ¿Serán cariñosos con ella?, ¿Será esta la mejor opción?, ¿Estaremos haciendo lo correcto?
Al principio debo reconocer que es muy difícil, pero con el paso de los días te vas dando cuenta que todas esas preguntas se van disipando, y que sin conocer mayormente a mi viejita, le van entregando «cuidados y cariños». Siento de verdad que Apogen más que una casa de reposo, hoy la sentimos como nuestra propia casa.
La primera vez que conversé con Roxana, le dije que mi mamá había perdido las ganas de sonreír y hoy «Gracias a Dios» a comenzado nuevamente a sonreír.
Además quiero en estas pocas líneas, agradecer a todo el personal que trabaja en la «Casa de mi mamá», la disposición y el cariño hacia ella.
Con cariño,
AUGUSTO»